Aconteció que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento. Lucas 2:6
Vivir con un calendario puede ser difícil, ¡pero con dos es prácticamente imposible! Si has tratado de mantener un calendario en tu casa y otro en tu trabajo, habrás visto que llega un momento en que uno interfiere con el otro, o en que algo se te olvida.
El Adviento nos recuerda la tensión que el cristiano continuamente siente al vivir con dos calendarios. Mientras que el Adviento marca el comienzo de un año nuevo eclesiástico, en el cual se vuelve a recordar a Jesucristo como el punto y tema central de nuestra vida, el resto del mundo se prepara para terminar el año. Dos calendarios diferentes.
Pero esa tensión no se vive solamente ahora, sino a través de todo el año. En la primavera, cuando el mundo del hemisferio norte celebra el regreso a la vida, los cristianos recordamos el sufrimiento y la muerte de Jesús. Dos calendarios diferentes.
Para muchas personas, el domingo es el día para hacer lo que les plazca. En cambio para el cristiano, el domingo es el día del Señor, el tiempo para adorar a Dios, para agradecerle, y para recibir su instrucción. Dos calendarios diferentes. Usualmente un calendario apremia al otro, y lo más urgente triunfa.
Nuestro Dios, por su parte, tiene un sólo calendario perfectamente sincronizado: en el momento apropiado envió a su Hijo para ser nuestro Salvador de todos los pecados. En estos días de Adviento alabamos a Dios por sus tiempos perfectos, porque ¿quién mejor que él puede dirigir nuestro tiempo, que aquél que lo creó, lo mantiene y lo sincroniza?
ORACIÓN: Señor, tú eres mi Dios. Mi tiempo está en tus manos. En el nombre de Jesús. Amén.
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