Soñando que en mis brazos la tenía,
dormido me quedé, pensando en ella.
Qué dulce despertar el que tendría,
al verte a ti mi amor, así de bella.
Esperando tus besos quedaría,
aquellos su dulzor dejaran huella,
tus labios, que con hambre comería,
los de tu dulce boca de doncella.
Con suerte hoy soñaré, de nuevo asido
fuertemente y fundido en un abrazo,
oiré tu corazón y su latido.
¡Ay!... Qué lindo sería, de un flechazo,
que cayera en tus brazos, y dormido,
dulcemente acunado en tu regazo.
Roberto Santamaría
Collado Villalba – Madrid – 25/10/2017