Señor, ten misericordia de nosotros, pues nosotros esperamos en ti. Tú, que de mañana eres brazo de otros, ¡sálvanos también en momentos de angustia! - Isaías 33:2
Cuando pasamos por dificultades, es común que nos preguntemos dónde nos equivocamos. Sin embargo, y a pesar de que cometamos muchos errores, Dios envió a Jesús para darnos el perdón de nuestros pecados y la salvación.
Esta certeza debe darnos tranquilidad. Reconocer la acción de Dios en nuestra vida hace con que nos sintamos seguros. Con la conciencia aliviada, entonces, podemos seguir luchando por las cosas de Dios, y preocuparnos por los demás, pidiendo alivio para nuestras angustias. Busquemos el consuelo de la Palabra de Dios, y llevémosle a él todas nuestras preocupaciones y dificultades en oración. Él nos acoge, nos perdona y nos reanima. Nuestro Dios está siempre con nosotros.
ORACIÓN: Querido Dios, qué bueno que puedo mantener mi cabeza en alto y seguir luchando. Dame siempre esta seguridad. Amén.
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