La oración es mi práctica, y el Espíritu es mi guía. Mis acciones son compasivas.
Admiración
Admiro a quienes han actuado con valor y honor en circunstancias difíciles, y siento agradecimiento por todos aquellos cuyas vidas han marcado una pauta en el mundo y en mi vida.
Mi consideración por otros me recuerda actuar con sabiduría y valor. Sé que puedo prestar servicio a quienes no pueden ayudarse a sí mismos o a aquellas personas que necesitan aliento. Con la oración como mi práctica y el Espíritu como mi guía, sé qué hacer y cómo responder de maneras compasivas y efectivas. Honro cada vida dada en servicio a otros y también cada vida llevada según la guía del Espíritu.
Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros … Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.—1 Tesalonicenses 5:12-13