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Te pido perdón por estás letras,
que hoy plasmo en este erótico poema,
ha pasado el tiempo,
y no puedo sacar de mi mente,
aquellos momentos vividos,
en este pequeño cuarto
donde juntamos nuestros cuerpos,
que ardieron de pasión,
tú queriendo ser tomada y a la vez amada,
yo deseando estrecharte entre mis brazos,
y hacer de los dos, uno solo.
Ardíamos en fuego,
toda nuestra piel se estremecía,
con cada una de nuestras caricias,
más, cuando me susurrabas con voz sensual,
(hazme tuya y nada más que tuya)…
Yo muy obediente,
tus caprichos te concedía,
te hacía estremecer,
cuando mi boca recorría cada poro,
te besaba con lentitud,
y saboreaba ese cálido sabor,
a mujer apasionada,
con delicadeza, rozaba tus senos,
y paseaba con agrado por tus pezones.
Con este acto, más se aceleraban,
nuestros corazones,
en un descuido, exclamaste:
¡No te detengas,
estoy más que excitada!
¡Sigue tu camino!
Con mis manos acariciaba,
lentamente tus caderas,
y a la vez tu derier,
llegué al sitio que tú decías,
era tu zona íntima,
la que más que húmeda,
prendía de pasión y en un descuido,
tu sutil mano sobre mi rostro colocaste,
y me dijiste con voz apasionada…
“Quiero que tus papilas gustativas,
sientan ese sabor agridulce,
que en secreto guarda mi intimidad”
Nos dejamos llevar,
hasta llegar a la verdadera entrega de amor,
con tus manos y con furia,
mi espalda apretabas,
y tus uñas encarnabas.
Con lujuria nos entrelazábamos,
donde solo el resuello
se escuchaba,
en este pequeño cuarto
y el eco en las paredes se perdía,
en ese momento,
el mundo para nosotros,
en el olvido quedaba,
solo existiamos tú y yo,
nuestros cuerpos mojados de sudor,
las sábanas empapadas,
quedaron después de un derroche de excitación,
pasión y amor.
Autor: Walter Sanchez
País: Colombia
Derechos Reservados de Autor 
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