No teníamos nada en común
No teníamos nada en común, uno era un ángel el otro tenía mil demonios... Ella mataba con su sonrisa yo con mi silencio, Ella era luz, yo la robaba para mi oscuridad
No caminábamos igual, no coincidía ni la estatura, ni las ideas, ella defendía la verdad, el otro se escondía detrás de ella.
Ella muy segura, yo con mis mil problemas... Yo moría todas las noches, su sonrisa me rescataba cada mañana.
Nada en común, ni siquiera la edad .. o casi nada.... salvo la música, el chocolate, los atardeceres y ese interés por las estrellas o los sueños que pocos tienen.
Ella era tinta para mis poemas, y lo más importante, ella era toda mía... yo, un poco de ella.
Luis Villa
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