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Cuando de verdad se ama,
el corazón renuncia,
a los vientos inciertos,
a las sombras de la duda.
El alma se entrega plena,
sin reservas ni medidas,
y en ese acto sincero,
halla la paz perdida.
Renuncia a los espejismos,
a los sueños de papel,
porque en los brazos amados,
todo cobra sentido fiel.
No hay más que el ser querido,
ni tiempos ni distancias,
todo lo demás se desvanece,
en el fuego de esta alianza.
Es un amor sin condiciones,
sin prisiones ni cadenas,
un lazo que libera,
una pasión que no frena.
Así es el verdadero amor,
una entrega sin final,
renuncia a todo lo demás,
por un sentimiento total.
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