Desvaneces los tiempos, los recatos...
mis deseos ocultos se entregan a tus labios, a tus manos...
A esas perversiones que enloquecen
mis ángeles endemoniados,
a tu depravados, en que los dejas ataviados.
Me sabes intensa... Me comulgas non santa...
y en ese saber, me incitas, me buscas... me enlazas.
Lidiando con mi oscuro me invades,
con ese pecar que desatas... que es sólo tuyo...
que arremetes... que a placer desgarras...
Prendes mis instintos de mujer brava...
De esa que no conoce de límites,
de prohibidos, de censura alejada ...
De esa que se enciende a tu fuego,
que delinque más allá de tus tapujos,
que se desagua en sutil demencia alocada
Me recoges de la calma...
De mis mudos lascivos caprichos acallada...
Pero.... ¡Cuídate ahora! Has desatado mi caos,
liberaste el peligro del que te resguardaba...
Pusiste la llave en la puerta que abre este averno,
que se desnuda a tus sentidos... que se hace tuya...
a violar cada línea de tus rincones a
mis obscenidades profanas...
Rompiendo todo tabúes, haciéndote a lujuria...
sodomizando brutalmente tu carne,
Haciéndote mío, sin reparo a nada.
Tenme miedo.... Desataste mis ganas.
Lau