Me preguntaron que por qué te extraño si nunca fuimos nada.
Lo qué no saben es que llegaste a ser mi todo.
Despertaste en mí un amor que no creí llegar a sentir.
Tus buenos días eran mi energía para comenzar mis mañanas.
Cada detalle tuyo se iba grabando en mi corazón.
Contigo me vi construyendo un hogar, un rincón donde compartir nuestros sueños y recargar energía para hacer frente a la vida. Susurraste palabras tiernas que me fui tatuando en el alma,
porque no solo las sentí, sino que me las creí.
Doy gracias por haberte encontrado en mi camino,
fuiste importante para mí, me enseñaste a ver los diversos
matices del día a día. Calmabas mis tormentas y apoyabas mis luchas. Cuando caía estuvo tu mano para sostenerme
y tu bella sonrisa para alentarme.
Las noches entre tus brazos me parecían efímeras,
contaba las horas para tenerte nuevamente entre mis piernas.
Llegué a quererte tanto que lo noté, noté que era yo la que ama,
era yo la que sentía y era yo la que soñaba.
Llegué a amarte tanto que te dije adiós.
Tú buscabas algo más sencillo y yo me merecía
una relación de mucho más valor.