En brazos del viento.
Caminaba sin rumbo, le gustaba notar aquel viento, el que despeinaba su cabello. El que hacía volar su vestido. Era el mismo que siente que la envuelve, la abraza invitándola a ese suave baile que cambia de dirección. Ella se deja llevar como una marioneta, cierra sus ojos y siente sus brazos que la sostienen. Que es su perfume el que llega a ella. La calidez de sus manos en su espalda, su piel se eriza, lo siente. Oye su voz pronunciar su nombre. Abre sus ojos que brillan ante esa emoción sentida. Sabe que él no está. Pero se queda allí, envuelta en los brazos del viento.
Conchita Osuna.
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