Si tú, supieras lo que sentía cada vez que te leía; porque gracias a ti me convertí en una coleccionista de suspiros, esa ternura en tu mirada me hablaba sin pronunciar una sola palabra. Recibía la seducción perfecta pues entre letras me besabas el alma asumiendo yo todas las consecuencias.
Si tú, supieras lo que advertía cada vez que te leía; te sentía temblar junto a mí como una luna en el agua, pues no soy ejemplo de vida, soy ejemplo de errores, de lucha de perseverancia impulsada a decir lo que siento, a ser feliz con la magia del alma cuando se viste de amor. Porque si me dan a elegir me quedo contigo, con la mariposas enredadas en mi cuerpo cada vez que me vuelves a escribir.