No soy su musa. ¡Claro que no! Aunque lo lea,
lo siga, sus letras sacudan hasta lo profundo de mi alma,
no soy la dueña de los latidos de su corazón,
ni del aire de su pecho, tampoco del calor de su transpiración,
él tiene a su amor la que lo hace muy feliz se nota en su rostro
el dibujo de la dicha, de la felicidad.
No soy su musa, aunque ese hombre
me haya devuelto la ilusión, la esperanza de encontrar
un amor verdadero, increíble y único, un cielo
que me abre las puertas de sus alas a la pasión,
haciendo que me sienta, su pedazo de poesía,
un ave volando en la gloria de sus brazos,
cumpliendo uno a uno mis deseos de mujer.
No soy su musa aunque me pierda en el mundo
de su poesía, de su locura, de sus escritos, sienta
que está junto a mí con el poder de cada línea
de sus versos arañando los surcos de mi piel,
pasear por mi vientre, mi espalda, aunque la tinta
de su pluma en una rutina diaria se desliza en mis labios,
me devuelve la emoción, la vida, la paz.
No soy su musa pero no puedo arrancarlo de mis
pensamientos, aunque él no sea nunca para mí,
tampoco puedo fingir que siento dentro de mi cuerpo
la magia de su encanto cada noche soñando despierta
entre los reflejos de la luna cuando mis dedos
me desnudan imaginando su hombría, que me amarra
en los embates de su poesía, de su fuego una vez más.