SEPTIMO CIELO
Tus brazos me protegen y me aman,
en ellos encuentro descanso y gozo,
son mi guarida, grato calabozo
donde tras darme muerte me embalsaman,
porque muero en tus brazos cuando exclaman
nuestros cuerpos uniendo su alborozo
de amarse sin disimulo ni embozo,
cuando al séptimo cielo se encaraman.
Primero el beso, después entusiasmo,
tercero el besarte con entusiasmo.
Después llega el cuarto con el exceso,
y el quinto, cuando tu piel atravieso.
El sexto es, con su espasmo espeso,
antesala del séptimo: el orgasmo.
Juan Cano
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