¡Cupido no se equivocó!
Cuando lo conocí, suspiros
escapaban de mis labios rojos...
como una fresa.
Etéreos momentos vivía, mas no sabía
que serías el amor de mi vida.
Inefable, divino, con un amor
a primera vista, pues ahora
que lo pienso, nuestras almas
se reconocieron en ese instante
que besé sus labios.
Cupido no se equivocó, era yo,
para quien él escribía sus dulces
versos que enamoraron
mi corazón solitario.
Cuando pienso en él, los luceros
de mis ojos brillan más que nunca;
su dulce mirada me da calma.
Escucho su voz enamorada
y parece besar mis labios,
haciéndome bailar entre nubes
con la música de mi alma.
Cuando pienso en él, sus caricias
llegan cual suave brisa, acariciando
desde mi cabello rizado como
una enredadera de amor.
Cuando el amor es verdadero,
ni el tiempo ni la distancia lo separan;
la fe de un día estar juntos afianza el amor.
El deseo, los besos, las caricias
ya no serán en letras; el día que
mi dulce amor llegue a mis brazos.
¡Cupido no se equivocó!
Eres el amor de mi vida.
Sandra Mendoza