Un silencio invadió su alma, le había dado un
disparo directo a la frente, eran mis recuerdos
en cada parte de su cuerpo, eran mis besos
que en su recorrido entre los poros de su piel,
su humedad y sus ganas la hacían temblar,
suspirar como jamás lo había hecho, eran mis manos
mojándose en la lluvia de su afluente divino.
-¿Cómo me encontraste si te tenía bloqueado?
- Solo escribí un mensaje al azar no lo sabía,
probé en esta otra cuenta.
-Espera voy a bloquearte también aquí.
-Hazlo si igual siempre lo haces.
Cada tanto le escribía un hola o algo para ver
si le llegaba mi mensaje, para ver cómo estaba
en este tiempo de ausencia y de martirio,
de lunas y de madrugadas, de insomnio e invierno,
pero ahí se quedaban durante días, semanas
y hasta meses sin que me diera una respuesta,
alguna señal de su vida, de lo que hacía o cómo había estado.
Ella me leía cada día y yo lo podía sentir,
era inevitable esa conexión de sus latidos que
llegaban hasta las venas de mi corazón,
no quería enredarse otra vez en falsas promesas
y placeres insatisfechos y aunque me dolía s
u ausencia, su rol de musa no salía de mis deseos
y de mis pensamientos, pero solo iba a regresar
cuando su corazón fluya en mis alas su libertad.