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Yo creo que tu cuerpo está diseñado para mis caricias,
no solo en la suavidad de mis manos,
sino en cada palabra que brota entre mis suspiros,
en cada letra que se pierde entre tus encantos.
Tu cuerpo, con su curva perfecta y delicada,
es una melodía que mis dedos ansían tocar,
y en cada roce, en cada beso, en cada mirada,
descubro el paraíso de lo que no se puede explicar.
Cada rincón de ti es un verso por explorar,
un paisaje que se ofrece, delicado,
Mis manos, temblorosas y llenas de deseo,
se pierden en tu silueta, en tus pliegues infinitos,
y mis labios, en silencio, se sienten tocados.
Pero no solo son mis manos las que te acarician,
también mis letras, que nacen de mis labios y mi pecho,
se deslizan como susurros que te acarician,
como versos que te envuelven en su amor eterno y profundo,
y cada palabra que te dedico es un beso en el viento,
un roce invisible que en tu piel se convierte en eco.
Tus labios, como la flor que se abre al viento,
esperan ser besados por mis palabras dulces,
y mis versos, como caricias sin tiempo,
se posan sobre ti, lentamente, en luces y cruces.
Tus ojos me llaman con su luz de luna,
y en su mirada se esconde un fuego lento,
un fuego que arde sin prisa, pero con locura,
un fuego que arde sin llamar, pero siempre dentro.
Creo que tu cuerpo fue creado para mis caricias,
para que mis dedos lo toquen con ternura y deseo,
para que mis palabras, como alas,
se posen suavemente sobre tu piel de terciopelo.
Tu cuello, tan delicado, es un jardín secreto,
donde mis manos quieren sembrar caricias de amor,
y cada suspiro que escapa de tus labios
es una invitación a perderme en tu calor.
Tu cuerpo me habla en silencios profundos,
en susurros que solo yo sé interpretar,
y cada curva, cada línea, cada contorno,
es un mapa que mis dedos ansían trazar.
Yo creo que tus formas están hechas para mí,
para perderme en ti y encontrarte en cada rincón,
ya sea con mis manos, como un río que recorre tu piel,
o con mis letras, que te tocan sin cesar, en cada canción.
Eres la melodía que mi alma anhelaba,
el verso que se escribe entre mis caricias,
porque sé que tu cuerpo está hecho para mis caricias,
y que mis manos, mis versos, y mi amor,
serán siempre los que te habrán de tocar. 
JENNY LUCÍA VILLAVICENCIO
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Yo creo que tu cuerpo está diseñado para mis caricias,
no solo en la suavidad de mis manos,
sino en cada palabra que brota entre mis suspiros,
en cada letra que se pierde entre tus encantos.
Tu cuerpo, con su curva perfecta y delicada,
es una melodía que mis dedos ansían tocar,
y en cada roce, en cada beso, en cada mirada,
descubro el paraíso de lo que no se puede explicar.
Cada rincón de ti es un verso por explorar,
un paisaje que se ofrece, delicado,
Mis manos, temblorosas y llenas de deseo,
se pierden en tu silueta, en tus pliegues infinitos,
y mis labios, en silencio, se sienten tocados.
Pero no solo son mis manos las que te acarician,
también mis letras, que nacen de mis labios y mi pecho,
se deslizan como susurros que te acarician,
como versos que te envuelven en su amor eterno y profundo,
y cada palabra que te dedico es un beso en el viento,
un roce invisible que en tu piel se convierte en eco.
Tus labios, como la flor que se abre al viento,
esperan ser besados por mis palabras dulces,
y mis versos, como caricias sin tiempo,
se posan sobre ti, lentamente, en luces y cruces.
Tus ojos me llaman con su luz de luna,
y en su mirada se esconde un fuego lento,
un fuego que arde sin prisa, pero con locura,
un fuego que arde sin llamar, pero siempre dentro.
Creo que tu cuerpo fue creado para mis caricias,
para que mis dedos lo toquen con ternura y deseo,
para que mis palabras, como alas,
se posen suavemente sobre tu piel de terciopelo.
Tu cuello, tan delicado, es un jardín secreto,
donde mis manos quieren sembrar caricias de amor,
y cada suspiro que escapa de tus labios
es una invitación a perderme en tu calor.
Tu cuerpo me habla en silencios profundos,
en susurros que solo yo sé interpretar,
y cada curva, cada línea, cada contorno,
es un mapa que mis dedos ansían trazar.
Yo creo que tus formas están hechas para mí,
para perderme en ti y encontrarte en cada rincón,
ya sea con mis manos, como un río que recorre tu piel,
o con mis letras, que te tocan sin cesar, en cada canción.
Eres la melodía que mi alma anhelaba,
el verso que se escribe entre mis caricias,
porque sé que tu cuerpo está hecho para mis caricias,
y que mis manos, mis versos, y mi amor,
serán siempre los que te habrán de tocar.
JENNY LUCÍA VILLAVICENCIO
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