
El néctar de tu edén Estoy viendo parte de tu belleza, como un secreto que se revela lento, como un fuego que danza en la sombra, como un pecado al que quiero rendirme. Eres la miel que resbala en mi deseo, gota a gota sobre la curva de tu piel, un manjar prohibido que me llama, un edén que me invita a caer. Déjame perderme en tu esencia, en la suavidad de tu cuerpo rendido, en el vaivén ardiente de tus suspiros cuando mi boca te beba sin prisa. Deslizaré mis labios como el néctar, explorando cada rincón de tu ser, saboreando la dulzura que escondes donde solo mis caricias pueden ver. Mis manos escribirán deseos en tu piel, mis dedos seguirán cada temblor, hasta que el gemido más profundo se funda en la brisa de nuestra pasión. Ven, ábreme las puertas de tu edén, déjame consumir el fruto prohibido, ser la locura que rompe tu calma, ser el amante que te hace perder el sentido. No hay regreso, no hay dudas, solo el fuego que nos reclama, solo el delirio de dos cuerpos que se pertenecen sin palabras. Esta noche… serás mi pecado más dulce, mi manjar más ardiente, el deseo que nunca saciaré.
Autor: Cesar Pinto Muñoz



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