AÑORANDO EL AYER
He llegado hasta el atrio de húmedas baldosas resbalando recuerdos bajo lluvia copiosa. Traigo en mi pensamiento el perfume de rosas, sin sentir la fragancia que llegaba a mis fosas.
Pasa el tiempo funesto desde el ayer distante, casa de los abuelos, alegría constante. Hoy, se escucha el resuello de balcones colgantes, guardando en sus maderos su soledad andante.
Regreso a caminar sobre triste azulejo, deterioro del tiempo que no respeta dueño, conservando en su fragua, las pisadas que vieron transitar tantos años bajo el sol, al abuelo.
Sólo quedan palmeras en viejos macetones como una triste huella, adornando rincones, pidiendo ser regadas con clemencia de lluvia para así revivir entre tanta penuria.
He llegado hasta el atrio y vuelvo la mirada, tratando de enjugar lágrimas apenadas, por encontrar escombros de lo que fue mi lar donde viví la infancia que no puedo olvidar.
Añorando el ayer, recojo mis pisadas, sintiendo que mi alma se encuentra destrozada, sólo me llevo el eco de aquella vieja aldaba que aún fiel a la puerta, guarda huellas preciadas.
DE LA RED.
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