TREBOL
DE DON DIEGO DE SILVA VELÁZQUEZ A DON LUIS DE GÓNGORA y ARGOTE
Alma de oro, fina voz de oro, al venir hacia mí, ¿por qué suspiras? Ya empieza el noble coro de las liras a preludiar el himno a tu decoro;
ya al misterioso son del noble oro calma al Centauro sus grotescas iras, y con nueva pasión que les inspiras tornan a amarse Angélica y Medoro.
A Teócrito y Poussin la Fama dote con la corona de laurel supremo; que en donde da Cervantes el Quijote
y yo las telas con mis luces gemo, para Don Luis de Góngora y Argote traerá una nueva palma Polifelilo.
3
En tanto pace estrellas el Pegaso divino, y vela tu hipogrifo, Velázquez, la Fortuna, en los celestes parques al Cisne gongorino deshoja sus sutiles margaritas la Luna.
Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino.
Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá mármol de Jonia! Las rosas a Velázquez, ya Góngora claveles.
De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve Musas de un bosque de laureles.
(RUBèN DARIO)
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