El hornero (Furnarius rufus) . El hornero no es un pajarito cualquiera.
Dos países (Argentina y Uruguay)
lo denominan AVE DE LA PATRIA.
Aunque, a decir verdad, su presencia está muy extendida en América del Sur:
se lo puede encontrar desde el Mato Grosso a la Patagonia.
En Argentina y en Uruguay lo llaman hornero,
en Brasil, Joao do barro, en Bolivia, ticuchi, y en Paraguay, Alfonsito
(cuenta una leyenda paraguaya, que en una época lejana un tal Alfonso García,
imitando al hornero hizo el primer rancho de barro).
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. Muchas cosas lo diferencian de las otras aves;
vive en pareja la vida entera,
con su pareja canta a dúo,
y, sobre todo, juntos construyen un nido singular.
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. El nido es un "horno" hecho con barro, ramitas, raíces, paja, crines y heces de animales, que ambos acarrean incansablemente en sus picos. La tarea la ejecutan por etapas; permitiendo así que los materiales se compacten y se sequen. Estos materiales son cementados con saliva, ya que las glándulas salivares de los horneros funcionan por encima de lo normal. El resultado es un "horno" de insospechada resistencia, que firmemente aguantará la lluvia y el viento. En la edificación el macho y la hembra trabajan durante dos semanas, que es el tiempo habitual empleado para completar la obra. Este nido esférico, posee un tabique vertical en curvatura y una entrada circular hecha a su justa medida, a fin de impedir el paso de los depredadores. En el interior, y detrás del tabique, se encuentra la "alcoba", que es el sitio de incubación y cría. . . Al no ser reacio a la presencia del hombre, levanta su "vivienda" en lugares visibles; ramas, techos, horcones de los aljibes, tranqueras, postes del tendido eléctrico, etc. .
. Y también en los lugares más inverosímiles. .
. El hornero se reproduce en septiembre-octubre, y al ser un ave sedentaria (y, por tanto, no migratoria) se ajusta a una rara costumbre estableciendo su particular traslado; para cada nidada construye un "horno" nuevo. A veces encima del otro, a guisa de un edificio. Los "hornos" desechados, rápidamente se lo disputan otras aves, ratones, culebras, y hombres (la gente lo usa como amuleto o como adorno). . El nido alberga entre dos y cinco huevos que son incubados por la pareja durante unos quince días y de forma alternativa. Cuando uno anida, el otro sale a buscar el sustento, y al regresar, entona un canto especial (algo parecido a una contraseña) a fin de ser reconocido y que el otro salga al exterior con seguridad. .
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Con el hombre de campo mantiene una colaboración explícita; ya que la tierra removida por el agricultor lo provee de larvas (base de su alimentación), y, a su vez, el agricultor también sale beneficiado por los horneros, pues estos liberan la tierra de organismos que posteriormente podrían derivar en plagas para el sembradío. .
. Creencias. . Su apacible cercanía, la confianza que le demuestra a los humanos al anidar cerca de sus viviendas, lo curioso de su canto y la singularidad de su nido, fermentaron ricamente la imaginación del pueblo, hasta el punto de construir en torno al hornero un vasto repertorio de creencias, que sobreviven a través de las generaciones.
. De acuerdo a lo predicado por la sabiduría popular, la conducta del hornero acarrea un bagaje de buenos augurios:
-Su presencia en sí es generadora de suerte.
-Es bueno que anide cerca de los caseríos porque señala un año de óptimas cosechas.
-Si el hornero canta sobre el techo, anuncia tiempos de bonanza para los que viven en la casa.
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El hornero y el clima. .
El hombre de campo lo relaciona con la lluvia y la humedad:
-Al serle menester el barro para su nido, la sequía huye de él y se mantiene alejada (algo positivo para el campo y la siembra).
-Si el hornero canta con energía durante un temporal, significa que la lluvia pronto va a parar.
-Si hace su nido en el techo de una morada, la felicidad acunará a sus habitantes, pues, como dice el refrán: "En casa con nido de hornero no caen rayos".
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Otras cualidades.
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Para el campesino, el hornero simboliza el cumplimiento del descanso dominical; dado que, si se lo viera levantando su nido en día domingo, seguro que se avecina la sequía que lo privará del barro, o vendrán fuertes lluvias que impedirán su trabajo. También aseguran que es un infalible guardián; sus chillidos de alarma avisan de la presencia de víboras o animales peligrosos, y además, con sus ruidos o infrecuentes movimientos, anuncia de la llegada de personas no gratas.
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Asimismo, en la "medicina" folclórica, el uso del "horno" es remedio infalible para las afecciones de la piel (especialmente quemaduras); se usa un trozo humedecido en agua y se pone cual un emplasto encima de la parte dañada.
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Igualmente existen creencias de otro matiz. .
-El hornero encarna el sacrificio, porque aguanta a su pareja durante toda su vida.
-El hornero canta feliz porque no tiene suegra.
-El hornero construye un horno porque no le gusta que lo vean haciendo el amor.
. El hornero en la mitología
de los indígenas del Chaco. .
Según el mito, en épocas inmemoriales, y cuando el cielo y la Tierra estaban conectados por "El puente de la existencia", la gente carecía de un elemento primordial; el fuego (y no podían esperar nada de Prometeo ya que era de otra mitología). Entonces, el hombre atravesaba El puente y accedía al cielo a pedirle al Sol que le cocinara los alimentos. Mas, el Sol -de puro cascarrabias- no aceptaba risas de nadie en su presencia (ante él todos firmes, con la boca cerrada y sin meterse el dedo en la nariz). Cierto día al grupo se unió Tatsí, quien, justamente, se distinguía por su buen humor y propensión a la risa. Por lo tanto, ocurrió lo que se podía esperar; cuando el Sol para cocer los alimentos, se sentó sobre los cacharros y comenzó a soltar fuego por el trasero, Tatsí largó una atronadora risotada. Inmediatamente, el Sol, encolerizado, escupió fuego poniendo en fuga a los visitantes, y completó su obra incendiando la Tierra. La mayoría de los hombres murieron, y los que lograron sobrevivir se convirtieron en animales. De este modo, Tatsí, derivó en el actual hornero.
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. Un amigo, al que le conté esta leyenda, me preguntó seriamente. . -¿Será verdad que ocurrió así? -Bueno, es una leyenda. -Y de haber sido así, ¿se habrá completado la transformación? -¿Por qué lo preguntás? -Porque uno sale a la calle, ve cada cara, y ya no sabe qué pensar. .
Fotos tomadas de Internet
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