
SONETO DE LOPE DE VEGA

Con ánimo de hablarle en confianza de su piedad, entré en el templo un día donde Cristo en la cruz resplandecía con el perdón que quien le mira alcanza.
Y aunque la fe, el amor y la esperanza a la lengua pusieron osadía recordé que fue por culpa mía y quisiera de mi tomar venganza.
Ya me volvía sin decirle nada, y como ví la llaga del costado, parase el alma en lágrimas bañadas; hablé, lloré y entré por aquel lado, porque no tiene Dios puerta cerrada al corazón contrito y humillado.
Lope de Vega


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