EL VALOR DE UN MINUTO
Si pensamos en años o incluso en meses,
nos da la sensación de que son espacios grandes de tiempo,
mientras que un simple minuto nos parece apenas nada. Pero estamos equivocados.
En menos de un minuto podemos sentir el perfume de una flor,
percibir la frescura de la hierba mojada tras una tarde de lluvia o
disfrutar de la belleza de un paisaje.
Se aprecia en toda su intensidad cuando abrazamos
al ser querido que llega tras una larga ausencia,
o cuando unos padres arropan por primera vez a su hijo recién nacido.
En esas ocasiones, el tiempo parece detenerse aunque se trate sólo de un minuto y
se graba en la memoria del mismo modo que un árbol centenario extiende
sus poderosas raíces dentro de la tierra.
Puede condensarse en él la eternidad de un beso,
la sonrisa de un niño o la mirada de aquel que nos da su adiós final.
¿Quién no puede encontrar algún ejemplo en su vida de un minuto
que encierre una especial alegría o tristeza?
Lo lamentable es que probablemente muchos de esos minutos han pasado desapercibidos
porque estábamos demasiado ocupados con nuestra rutina de vivir los meses y los años.
Una hora tiene sesenta minutos, y por tanto cada día nos regala 1440 para hacer de ellos
lo que creamos más conveniente. Alguno puede ser irrepetible.
No lo dejemos pasar sin darnos cuenta, pues aunque ahora parezca apenas nada,
tal vez en el futuro se convierta en un tesoro muy valioso.
Disfruta cada minuto, pues la suma de todos ellos constituye tu vida.
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