Agitando adioses
Agitando adioses con lágrimas rebeldes que escapan de mis órdenes, con la tristeza amarga que destilaba mi alma, te despedí ayer escoltada por el orgullo y el resentimiento, en una estación de tren, mientras te llevabas mi ánimo quebrado por tu partida y dejando que tu ausencia carcomiera mis entrañas. Aún no te habías ido y ya me dolías !Díos, cómo me dolías! Quise decir, gritar, correr... quise subir a ese maldito tren que te llevaba de mi; pero no pude o no quise ya ni lo sé. Solo apreté la rosa que tú me regalaste, y... volviéndote la espalda me aleje de ti.
Tatiana Krahe.
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