El ángel te saluda Ave María,
estás llena de gracia ante el Señor,
eres mujer bendita por tu amor,
y en ti espera cumplir la profecía.
Tu seno virginal concebiría
al Hijo del excelso creador.
Manifiestas al ángel tu candor.
Es tu pureza mística alcancía.
Te informa que Isabel, estéril, vieja,
pues nada hay imposible al Hacedor,
tendrá un hijo y ya está en el sexto mes.
En tu decoro el cielo se despeja,
te ofreces como esclava, con fervor,
y a la sombra de Dios vendrá la mies.
Eres, María, hermosa, fiel, sencilla,
un cántaro colmado de inocencia,
el Padre tiene en ti su complacencia,
tú granarás vigor de su semilla.
Por tu cancel avanzará la arcilla
a la inmortalidad, a su presencia;
abrirás, con tu fe y su providencia,
el acceso a la Vida en la otra orilla.
Tú conoces la Ley, las Escrituras,
sabes el riesgo de tu decisión
y vences la ancestral debilidad.
Dices "fiat" al Rey de las alturas
y en el misterio de la encarnación
te hace sagrario de su caridad.
La sombra del paráclito divino
desciende sobre ti con plenitud,
el Verbo se hace carne en tu virtud,
tu vaso inmaculado, cristalino.
Resplandeces con brillo diamantino
porque albergas al Hijo de la Luz,
te embarga celestial beatitud
y entiendes la razón de tu destino.
Eres el arca de la libertad,
del heredero al trono de David,
de Cristo, de Jesús el Salvador.
En tus entrañas late la Verdad,
será su sangre el zumo de la vid
y será el pan su cuerpo ensalzador.
Emma-Margarita R. A.-Valdés