ANTE LA ADVERSIDAD
Niño Jesús:
Tú eres el Rey de la Paz, ayúdame a aceptar sin
amarguras las cosas que no puedo cambiar.
Tú eres la fortaleza del cristiano;
dame valor para transformar aquello que en mí debe
mejorar.
Tú eres la sabiduría eterna;
enséñame en cada instante como debo obrar para
agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás
personas.
Te lo suplico, por los méritos de tu infancia a Ti que vives
y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Encontrado en la Red.