SONETO XCI
La edad nos cubre como la llovizna, interminable y árido es el tiempo, una pluma de sal toca tu rostro, una gotera carcomió mi traje:
el tiempo no distingue entre mis manos o un vuelo de naranjas en las tuyas: pica con nieve y azadón la vida: la vida tuya que es la vida mía.
La vida mía que te di se llena de años, como el volumen de un racimo. Regresarán las uvas a la tierra.
Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo, esperando, lloviendo sobre el polvo, ávido de borrar hasta la ausencia.
Pablo Neruda, 1959
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