Lo sabía Sherezade y todas las bellas féminas que pasaban horas embelleciéndose al calor húmedo de los baños turcos: El vapor es un gran aliado de la belleza facial y corporal. Abre poros y facilita la eliminación de toxinas e impurezas que afean la piel. La hidrata en forma pareja y natural. Los músculos en contacto con el vapor se relajan y se estimula el sistema glandular y linfático, promoviendo una mejor circulación e irrigación sanguínea.
Los beneficios suman y siguen: Al inhalarlo por la nariz y la boca, despeja los conductos nasales agobiados por resfríos, laringitis e incluso bronquitis. Una inspiración de vapor de 10 minutos puede descongestionar el sistema respiratorio.
Los baños de vapor se pueden hacer con hierbas y plantas medicinales. Para pieles secas y sensibles recomendamos lavanda, hojas de naranjo, manzanilla o perejil. Si su piel es normal, le aconsejamos probar con menta o romero. Unas hojas de eucalipto o unas ramitas de tomillo sirven para las pieles con tendencia al acné. Para el cutis graso, hojas o cáscaras de limón, mejorana o albahaca.
En la casa
1) Hierva 2 litros de agua, agregue las hierbas o gotas de aceite (optativo).
2) Mientras tanto quite todo el maquillaje y limpie su piel.
3) Despeje el pelo en un moño, con una gorra de baño o envuélvalo en una toalla.
4) Lleve –con mucho cuidado- el recipiente con agua hirviendo a un lugar donde pueda sentarse cómodamente.
5) Si está muy caliente, espere unos minutos y vuelva a intentarlo. Nunca se acerque mucho al agua, porque en fracción de segundos –y sin notarlo- puede quemarse.
6) Inhale por la nariz y la boca concentrándose en el ritmo de la respiración.
7) Repita por 10 a 15 minutos como máximo.
8) Limpie con agua tibia o con un tónico. Espere otros minutos y aplíquese una crema hidratante.
9) Probablemente, la piel estará enrojecida por el aumento de la circulación. Este aspecto debería pasar en 20 minutos aproximadamente.
10) Mírese al espejo y ¡admírese!
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