¿Cuáles son las razones para la inseguridad de las mujeres?
Mucho se culpa a los padres y
madres de la imagen que cada una tenemos de nosotras
mismas. Ha sido el seno del hogar, dicen los especialistas,
el que ha taladrado nuestra forma de ser y
es ahí donde vamos a encontrar las razones primeras
de nuestra falta de seguridad para enfrentar los retos
que nos va presentando la vida.
De repente, sin intención por supuesto,
y a manera de estímulo, la madre le dice a la hija
que ha preparado un potaje.
"Me parece bien, pero podrías haberte esmerado más".
Ahí ya se clavó el aguijón de que las cosas no las hacemos muy bien.
Lo mismo ocurrirá cuando hace el aseo de la casa,
presenta una nota de 13, el trabajo para un concurso.
Ya dará por sentado que otra lo hubiera
hecho mejor y por supuesto que no será la mejor.
Insistimos en que la inseguridad es un mal de mujeres,
porque los hombres desde el hogar se les prepara para los retos;
y si en algún momento de sus vidas padecen inseguridad,
lo superan con más facilidad que nosotras.
Y sobre todo, no pierden el tiempo en echar la culpa a sus padres,
sino en el esfuerzo de superarse.
¿Qué hacer para darse más seguridad?
1. Hágase el perfil de la mujer de éxito que desea ser.
Puntualice todos los detalles: Cómo se vestirá,
hablará, actuará según las circunstancias.
Recuerde que esto mismo lo han hecho muchos personajes
que han destacado, porque sin un buen plan,
no se lleva a cabo ninguna tarea que logre ser exitosa.
La idea del éxito se internaliza y
acabamos creyendo que sí podemos y
buscaremos la manera de lograrlo.
2. Fíjese un modelo a imitar, a modo de paradigma.
Si quiere llegar a ser una artista,
lea la vida de aquella que admira e imítela.
Si es una profesional exitosa fíjese cómo
se comporta y trate de copiar sus modos.
Mire de frente a la gente, estrécheles la mano con firmeza,
hable con precisión y vístase bien.
Nadie notará que esté temblando por dentro.
Si se porta con seguridad, hasta usted misma se lo creerá.
3. Detalle punto por punto el camino a seguir,
según el perfil de mujer exitosa que ha elegido.
Por ejemplo, si desea ser una profesional exitosa y
aún es estudiante universitaria,
debe dedicarse de lleno a los estudios de su especialidad
para que desde ya sus compañeros de carrera
y sus catedráticos, vean su empeño,
y sobresalga en el grupo.
Si su meta es ser una vendedora estrella,
lea libros especializados, como
"El vendedor más grande del mundo",
documéntese, asista a cursos de marketing,
practique las relaciones sociales y la inteligencia emocional.
4. Haga hincapié en las cualidades que posee
para lograr el éxito (haga una lista de ellas)
y olvídese que es bajita, que está con unos kilos de más,
o que no es tan rápida mentalmente.
Piense en que está saludable,
que tiene muchos deseos de triunfar,
que dentro de poco la tomarán como ejemplo de mujer exitosa.
5. Olvídese de las frases que la delatan como insegura:
"No sé si lo hice bien...",
"Disculpe si no lo hice muy bien",
"¿Te parece que está bien?",
"No creo que pueda". Al revés,
practique frases como:
"Puse todo mi empeño en este trabajo",
"Creo que está bueno mi trabajo",
"Cuando me propongo no hay quien me gane",
"Disfruto superando las cosas difíciles".
6. No deje para mañana lo que puede hacer hoy.
No invente excusas para empezar hoy mismo a estudiar
con ahinco, matricularse en ese curso,
aceptar ese trabajo difícil,
todo aquello que signifique avanzar un paso más hacia
las metas que se ha trazado.
7. No tenga miedo de soñar.
Abandónese a la fantasía de verse triunfadora,
competente, exitosa. Imagínese dentro de un año,
cinco y diez años; y empiece a trazarse metas de corto,
mediano y largo plazo.
8. Comente con su entorno familiar,
profesional o de trabajo, los planes que se propone.
No tenga temor de revelar las cosas personales,
puede encontrar quien la apoye en sus planes,
proponerle nuevos rumbos.
Con esta forma de ver y actuar en la vida,
estará tan ocupada en trazar sus estrategias para mejorar,
en superarse, en obtener mayores conocimientos,
en hacer cada vez mejor sus trabajos, en indagar,
en relacionarse con personas interesantes,
que sin darse cuenta habrá obtenido esa seguridad en sí
misma que nunca pensó tenerla.