
Aprendiendo el lenguaje del amor (puente de la Constitución). En el Pirineo. Con Ketan
Venimos al mundo receptivos, abiertos e inocentes,
con la capacidad de amar y confiar.
Pero poco a poco nuestra confianza en el otro
y en la vida en general
se resiente y nuestro corazón se cierra;
porque no nos sentimos entendidos, aceptados,
respetados o vistos como
en realidad somos, o tenemos miedo a diluirnos en el otro,
a ser poseídos o absorbidos si nos abrimos.
Nuestra desconfianza se sustenta en las heridas del pasado
que nos han llenado de miedos, carencias y resentimiento.
Y consecuencia de ello continuamente saboteamos el amor
con viejos hábitos: reaccionando compulsivamente, exigiendo,
culpabilizando, cortando la comunicación, aislándonos,
siendo deshonestos…
Aprender a amar es aprender a confiar de nuevo.
Para comprender y disolver los patrones que están impidiendo el amor
tenemos que entrar en contacto con nuestro niño interior,
con esa parte interior vulnerable y sensible que no
recibió suficiente amor
–que nunca se siente suficientemente amado/a–,
que desconfía del otro porque para recibir un poco de amor
tuvo que traicionarse, que ser o hacer lo que
otros esperaban de él/ella.
O decidió aislarse y prescindir del amor por temor
a sentirse otra
vez invadido/a, sofocado/a o anulado/a.

|