Como en un sueño lúgubre
volví a vestirme de ayer
y aún quedaban recuerdos
olvidados en los bolsillos del alma.
Aún vagaban como fantasmas
ateridos por el frío infinito,
como polillas polvorientas
que ya sin mucha fe,
golpeaban una y otra vez
mi memoria cansada.
Volví a mirarme en el espejo
cargado de falso olvido,
donde mis ojos asombrados
vieron los días y los años pasar.
El tiempo que no perdona
ni para por un segundo las
manecillas de mi reloj
y va deshojando la margarita,
ahora si, ahora no.
Volví a sentirme minúscula,
infinitamente pequeña
ante la inmensidad de la vida.
Y lloré, lloré de impotencia,
lloré de pura rabia
al comprender que por ti,
por tu recuerdo, había perdido
mi alegría, mi fe y mi calma.
Todas las ilusiones perdidas
que han ido marchitando mi alma,
como una flor sin agua ni sol.
Como en un sueño vi reflejada mi vida
y como de un sueño quiero despertar,
volver a vivir por fin.