Cuando te conocí mi bien adorado creí en tus promesas, nunca dudaba, iba pasando el tiempo como un milagro me sentía tan feliz con solo una de tus miradas. Nos comprometimos, fijamos la fecha de la boda adornamos nuestra casa con tanto anhelo realizaríamos nuestro futuro y nuestro hogar llenándola de amor y alegría toda.

No sé que pasó eso te lo juro me presentaste a tu amigo, me estremecí toda no comprendí que pasaba en ese momento pero solo quería recordar aquel día. No sé ni cuando deje de quererte ya no me ilusionaba nada, ni la boda, tu mirada, tus besos que eran tan importantes ya no significaban nada en mi vida.

No, no seré ni tuya ni de tu amigo pues el jamás me correspondería la mistad es más importante lo comprendo ahora nos toca sufrir sin cobardía. Te pido me perdones querido mío no fue mi culpa, tampoco tuya creo que fueron juegos del destino o quizá cosas que nos preparó la vida.

Edith