Carta a Jorge.
Pude haberte acunado en mis brazos, darte todo mi cariño besarte hasta desgastarte, más no lo quiso el destino.
Te fuiste sin avisar y dejaste un gran vacío un año ya ha pasado y cada día me ha dolido.
Tanta vida para darte, tantos sueños que tenía se truncaron para siempre y con tu vida... la mía.
Me quedé con tu recuerdo, haber concebido tu vida aún te siento en mi interior y te lloro cada día.
Hoy tu hermana juega sola y te extraña cada día, juntos veniais al mundo, solita nació ese día.
Ese día que no olvido, que tanto me mortifica y desde entonces yo suplico por tu alma y por tu vida.
Al padre todo Poderoso a la Santísima Virgen María que cuando llegue el momento juntos estemos por siempre tu papá, tu, yo y Martita.
Adiós mi hijo adorado, carne de mi carne, vida de mi vida,
vida de mi vida, siempre te sentiré como aquel primer día.
Perdona no haber sabido cuidarte como madre fiel perdóname porque yo... nunca me perdonaré.
Colaboración de María del Mar
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