Tu
semblante, tan sereno, me recuerda a un estanque de total
melancolía; Con sus flores, con sus sones Un sin fín de sinfonías.
Te
miraba...y al instante, se expandíeron alegrías por la espuma sin
orilla de un mar llamado dicha -es mi dicha-.
Eres lluvia,
como eterna melodía Un sinfín de circunstancias con el sol del
mediodía, que se alzan en mi alma y en los versos de mi pluma.
¡Abrazando
los sentidos! -mis sentidos-.
d/a
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