Un momento de alegría
Pues aquí estamos otra vez, un ciclo que termina, otro que comienza. Este mundo que no para pero que repite la misma historia una y otra vez. No estoy tan seguro si el lugar que me cedió el mundo sea el correcto para mí, creo que no cuento con la fuerza suficiente como para realizar el trabajo que se me pidió realizar, ni el coraje suficiente para intentar llegar más lejos.
Sin embargo, aquí sigo, desafiando toda regla del mundo, todo pronóstico, toda historia hecha y por hacer. Un camino que no parece llegar a un lado, un puente que pareciera roto sin posibilidad de avanzar ni retroceder. Unos ojos que no ven ni el suelo en donde descansan mis pies. Unos oídos que no escuchan más que el ir y venir del viento. Y el tiempo sigue, un instante en mi memoria que quedará en el recuerdo y que será borrado por toda la eternidad.
Un instante que parece durar un segundo y que a la vez parece durar toda la vida. Pero la vida, en donde queda, ahí parada en ese puente que no lleva a ningún lugar, en ese instante que morirá en el tiempo, en ese viento que se lleva sus sueños.
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