Cuando yo creía que la magia de mi vida había acabado, sumergida en la rutina de mis días sin quererlo te he buscado.
Y sin quererlo te he encontrado, radiante de luz, emanando ternura, descubriendo anhelos olvidados, y regalando sorbos de locura.
Y llegaste tú a mi vida cómo una ráfaga de viento o cómo un relámpago de fuego a refrescar y encender un alma niña.
Y llegaste tú . . . a darle sentido a mis poesías, a llenar mis noches de desvelo, y alborotar mis sueños con fantasías.
Y llegaste tú . . . a retroceder el tiempo, a regar semillas de ilusiones y de los más hermosos sentimientos.
Sí . . . llegaste tú a mi lado y no te dejaré marchar sin antes cosechar lo que juntos hemos sembrado.
Boavila
© Fondo Luz Marina R 09
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