Pedagogía pura
En la escuela secundaria de un pueblo cercano, el año pasado, las alumnas habían adquirido la mala costumbre de besar los espejos para imprimirlos con las marcas de sus lápiz de labios.
Todas las mañanas, los espejos de los baños de las mujeres amanecían llenos de "besos" colorados.
La directora publicó entonces un "comunicado", pidiendo "por favor" a todas las alumnas que se abstuvieran de imprimir besos en los espejos "porque recargaba el trabajo del personal de limpieza".
La explicación del motivo no sirvió de nada, lo mismo que la civilizada solicitud, ya que los espejos siguieron apareciendo llenos de marcas de pintura de labios.
Al final, la directora juntó a la mayor cantidad de alumnas que pudieron entrar al mismo tiempo en el baño de mujeres, y les explicó que quería mostrarles lo difícil que era para el personal de limpieza eliminar esas marcas todos los días.
Ya reunidas en ese lugar, le pidió a la señora de la limpieza que procediera con la tarea. La mujer cumplió enseguida: tomó un trapo seco, lo mojó varias veces en un inodoro, lo escurrió y procedió a sacar las marcas una por una. Cada tanto volvió a mojar el trapo en otro inodoro, lo retorció y siguió limpiando, hasta que todos los espejos quedaron brillantes...
Nunca más aparecieron marcas de labios en los espejos...
MORALEJA:
Maestros hay muchos. Educadores, no tantos...
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