No hay nadie capaz de ayudar a otros sin recibir la savia de lo mejor que le rodea. Estoy acostumbrado a deambular por el mundo en este efímero viaje físico con el que he sido agraciado con el fin de arrimar el hombro ahí donde pueda ser necesario.
Lo mío, con lo tuyo, es cuestión de tesón, de pasión, de creer en lo que haces y quemar tus naves tras de tí. No te permitas desfallecer si estás convencido de que tu mensaje debe y puede llegar a provocar una sonrisa, un mejor estado de ánimo. Mario Benedetti escribió en una ocasión sobre esto y lo hizo mucho mejor que yo.
Hoy quiero compartir sus palabras como mi mejor regalo, un regalo que recibí hace unos días y que deseo merecer dándolo:
No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo
Aceptar sus sombras, enterrar tus miedos; liberar el lastre, retomar el vuelo
No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños
Destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo
No te rindas, por favor, no cedas
Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda
Aunque el sol se esconda y se calle el viento
Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida
Porque la vida es tuya, y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo
Abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron
Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar un canto
Bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo
Celebrar la vida, retomar los cielos,
No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda
Aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento
Porque no estás solo, porque yo te quiero,