¿Qué es el amor?, apasionada me preguntas, mientras tu rostro enternecido al mío lo juntas. Caminas lenta, y yo, a mi vez, también camino; mientras se esparce en la quietud de la campiña, el dulce canto de un gorrión, que con su trino, te da respuestas melodiosas, ¡dulce niña!.
El amor, yo te respondo, es sutil, profundo y grato, ¡pero mira que en el fondo peca a veces de insensato!.
El amor es en nosotros una entrega, que al amante corazón perturba y ciega. Una entrega, y a la vez, una renuncia, ¡una antorcha que ilumina con su luz!, un lenguaje magistral que nos anuncia los hermosos sentimientos de Jesús.
El amor nos precipita hacia otra esfera, nos impulsa con vehemencia siempre a amar; es la llama inextinguible de una hoguera, ¡cuyo incendio, no se puede nunca ahogar!.
¡El amor es envolvente, como un lazo, que nos ata al ser amado en un abrazo!. Es antídoto, y sin duda, es un veneno, es benéfico alimento de las almas, más potente que el estruendo de mil armas; es, a veces, pernicioso y también bueno.
El amor es una soga, sustancial y dulce droga que nos une a lo divino en angélica pasión. Es el cáliz lo que al vino, ¡lo que al santo la oración!.
El amor es insensato, ¡ya lo he dicho!, ¡esta dado al corazón y a su capricho!, con sus dardos de pasión nos enloquece y en nosotros como flor mística crece.
Existe en el amor un canto, del albo ruiseñor su trino, semeja la piedad de un santo y el alma del Creador Divino.
El amor no tiene límite o fronteras, no distingue entre verdades y quimeras, ¡aniquila con sus sueños las razones y alimenta de ilusión los corazones!.
El amor nos da tan cálido su abrigo y al momento presuroso nos despoja, como el viento a la azucena la deshoja y se lleva su perfume fiel consigo
Es tan grande este profundo sentimiento que une a dos en un hermoso pensamiento.
El amor es como un vaho, a un perfume se asemeja, ¡lo que el orden es al caos!, ¡lo que el polen a la abeja!
AUTOR: ALBERTO ANGEL PEDRO.
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