No son chucherías, pero tampoco frutas al uso. Sin embargo, las frutas desecadas constituyen el perfecto sustituto y complemento -según los hábitos alimentarios - de ambas. Las frutas desecadas se pueden tomar como un bocado sano y sabroso para comer entre horas, en almuerzos y meriendas, así como para mezclarse con otros ingredientes en recetas variadas . Ahora bien, no siempre se consumen debido a que se les atribuyen muchas calorías y se asocian a ganancia de peso. Diversos estudios, como los elaborados por la Fundación Internacional de frutos secos y frutas desecadas, han medido su efecto en la saciedad, la glucosa , el peso y los niveles de hormonas en comparación con otros productos que se toman como aperitivo (galletas bajas en grasa, pan blanco...). En todos los supuestos, las calorías fueron las mismas, igual que el contenido en carbohidratos, grasas y proteínas, aunque difería la cantidad de fibra y azúcares.
Los resultados tienen una conclusión clara: las frutas desecadas se proponen como aperitivos saludables.
- Su consumo como merienda reduce más el hambre que otros snacks (como galletas o pan).
- Se evidencia una mejor regulación de la glucemia y de las hormonas que controlan el apetito y la saciedad.
- Su ingesta no altera la energía total consumida a lo largo del día, de ahí que su consumo razonable no afecte al peso corporal.
- Proporcionan más fibra y nutrientes reguladores (potasio, magnesio, hierro, calcio, riboflavina, niacina, vitamina A, E) y menos grasas y colesterol.
A tener en cuenta
Las frutas desecadas, al ser un concentrado de azúcares, pueden resultar algo indigestas y flatulentas, razón de más para un consumo comedido en todos los casos, y en particular si se tiene el estómago delicado. Bien remojadas y cocidas en compota sientan mejor. Asimismo, su consumo habitual puede favorecer la aparición de caries dental. Por su consistencia pegajosa, se adhieren a la dentadura, por lo que es recomendable cepillar los dientes después de consumirlas.
Por otra parte, durante el proceso de desecación industrial de estas frutas se suele emplear sulfitos, aditivos conservantes que evitan que se resequen en exceso. Estos aditivos son los responsables de la aparición de crisis asmáticas en algunos individuos alérgicos o de reacciones alérgicas en personas hipersensibles. Queda la opción de elegir las frutas elaboradas de la forma más natural.