LA DAMA
DE LAS PERLAS
Yo
he visto perlas claras de inimitable encanto, de esas que no se tocan por
temor a romperlas. Pero solo en tu cuello pudieron valer tanto las
burbujas de nieve de tu collar de perlas.
Y más,
aquella noche del amor satisfecho, del amor que eterniza lo fugaz de las
cosas, cuando fuiste un camino que comenzó en mi lecho y el rubor te
cubría como un manto de rosas.
Yo
acaricié tus perlas, sin desprender su broche, y las vi, como nadie nunca más
podrá verlas, pues te tuve en mis brazos, al fin, aquella noche vestida
solamente ¡con tu collar de perlas! a/d
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