Aquel día descubrí que mi único rival, no eran
más que mis propias debilidades.
Y que en ellas, está la única y mejor forma de
superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder, y empecé a temer
no ganar. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de
subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener es tener el derecho de
llamar a alguien "Amigo". Aprendí que de nada sirve ser luz, si no vas a
iluminar el camino de los demás. Aquel día aprendí que los sueños son
solamente para hacerse realidad.
Por eso, desde aquel día, ya no duermo para
descansar. Ahora duermo simplemente para soñar. No pierdas la esperanza,
sobre todo, en los tiempos difíciles.
a/d
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