ALMA HERIDA
En claustros sombríos
herida yace mi alma
se extingue la flama
que otrora ardía.
De entre mis dedos te resbalas,
en breve y amargo suspiro
iracunda la tierra me llama,
en mudos pasos te acercas
muerte mía
vestida de caricia más que de pena
pondrás paz a mi alma deslucida.
Podrá el ángel del dolor
cubrirle los gastados parpados
con sus dedos fríos,
podrá cubrirla con gasa bruna,
pero no podrá borrarle la memoria
pues tu gloria la padecerá
en el polvo eterno.
Fe Consuelo Martinez-Conde R.