Si hay tres sapos en una rama, y uno de ellos decide saltar al agua, cuántos sapos quedan en la rama? La verdadera respuesta es: Quedan tres sapos.
Porque el sapo solo decidió saltar. Pero no lo hizo! No somos nosotros como el sapo muchas veces? Decidimos hacer esto, hacer aquello, pero al final acabamos no haciendo nada. En la vida tenemos que tomar muchas decisiones. Algunas fáciles; otras difíciles.
La mayoría de los errores que cometemos no se deben a decisiones erradas.
La mayoría de los errores se deben a indecisiones.
Tenemos que vivir con la consecuencia de nuestras decisiones. Y esto es arriesgar.
Todo es arriesgar:
Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.
Abrirse para alguien es arriesgar, involucrarse.
Mostrar los sentimientos es arriesgar a mostrarse a sí mismo.
Exponer las ideas y los sueńos es arriesgarse a perderlos.
Amar es correr el riesgo de no ser amado.
Vivir es correr el riesgo de morir.
Tener esperanzas es correr el riesgo de decepcionarse.
Intentar es correr el riesgo de fallar.
Los riesgos deben ser enfrentados, porque el mayor fracaso de la vida es no arriesgarse.
La persona que no arriesga nada, no hace nada, no tiene nada, es nada.
Puede evitar el sufrimiento y el dolor, pero no aprende, no siente, no cambia, no crece ni vive.
Presa de su servidumbre, es una esclava que teme a la libertad. Sólo quien arriesga es libre.
El pesimista, se queja de los vientos. El optimista espera que cambien. El realista, ajusta las velas.