Ser madre: la honra
más sublime
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. (…)
Muchas mujeres hicieron el bien;
Mas tú sobrepasas a todas.
(Proverbios 31.10, 29)
Por medio del estudio de la Biblia uno puede darse cuenta que cuando Dios llama a alguien para que sea profeta entonces le da la unción divina para hacer la obra de un profeta. En la vida diaria, al poner en acción su llamado, estos hombres se dan cuenta que su corazón recibe la fuerza, la dirección y el poder para cumplir el llamado divino. Por ejemplo, yo pienso que Pablo se refería a tal unción divina cuando escribió las palabras tan conocidas que aparecen en 1 Corintios 15.16: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”.
Ahora bien, cuando Dios llama a cualquier mujer a que sea esposa y madre entonces él también le da la medida de gracia necesaria para desarrollar su llamado. Tal y como sucede con el profeta así también sucede con la madre. En la vida diaria, al poner en acción su llamado, ella se da cuenta que Dios la está ungiendo y fortaleciendo para cumplir su misión. Sé que muchos no creen que la gracia de Dios fluya en las madres de esa manera, pero yo lo creo. Yo estoy convencido que el poder de Dios es la fuerza que siempre está disponible para las madres en la crianza de sus hijos. Sin embargo, a pesar de que muchos lo ignoran, el poder de Dios sigue estando disponible para cualquier madre que lo desee. Ahora bien, tal y como el profeta pierde su unción si se aleja de su llamado (recuerda al profeta Jonás) así también la madre perderá su unción si se aleja de su familia en la búsqueda de las llamadas “cosas mejores”.
Los versículos citados después de los párrafos siguientes merecen la atención que abarcaría un libro entero. En mi caso, yo pienso que estamos en presencia de una de las porciones bíblicas más reveladoras. Lo que haré en este capítulo es enfocarme un poco en una de las joyas que yacen casi en la superficie del tesoro de las Sagradas Escrituras con la esperanza de que algunos de ustedes agarren su pico y su pala para escarbar más profundo y le saquen mucho más provecho al mismo.
Estos versículos representan una pronunciación profética de parte del Señor; un llamado bastante claro desde los mismos cielos a una sociedad que siempre anda a prisa y sin darle la menor importancia a las cosas de Dios. Parece ser que estos versículos fueron dichos por una mujer profeta a su hijo, un rey. Imagínate a una mujer, vestida humilde y modestamente y que está de pie en un lugar adecuado en el mercado central de cualquier gran ciudad de Latinoamérica. Cientos de mujeres están pasando cerca de ella. En eso, esta mujer levanta su voz, diciendo:
—Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Al escuchar tales palabras, las mujeres que están en el mercado se reúnen alrededor de ella. Ahora, imagínate cuál sería la reacción de ellas al escuchar a esa mujer profeta leer y exponer las palabras escritas en Proverbios 31. De cierto, la mayoría de ellas pensarán que la mujer descrita en Proverbios capítulo 31 no ha sido “liberada” y que esos versículos pertenecen al pasado o que no son para nuestra cultura.
Yo mismo, mientras escribo acerca de lo que Dios ha dicho en cuanto a la mujer, me siento un poco anticuado a causa de lo que la mayoría piensa con respecto al tema de la maternidad. Esto me turba. ¿Cómo puede ser que la maternidad y todo lo que se refiera al tema de la mujer en el hogar sea algo anticuado y obsoleto para la sociedad actual? ¿Acaso nosotros debemos sentarnos tranquilamente sin decir nada mientras la honra que merece la maternidad se degrade ante nuestros propios ojos? ¿Es que acaso la maternidad es sólo un asunto de la cultura y puesto que la cultura ha cambiado entonces ya no vale nada? ¡De ninguna manera!
A decir verdad, nosotros no somos la primera generación que ha permitido que los valores familiares lleguen a ser tan insignificantes. A lo largo de la historia del género humano, ciertas civilizaciones han desaparecido debido a la poca valoración de los aspectos que Dios estima con gran aprecio y que la sociedad valora según sus propios caprichos y valores. ¿Cuál será nuestra reacción a las palabras de la mujer descrita en Proverbios capítulo 31? ¿Acaso nosotros seremos la próxima generación a punto de desaparecer de la tierra por el hecho de haber negado estas verdades bíblicas? ¡Ojala que no!
Me parece justo mirar con más detalle la posición gloriosa de una madre piadosa al considerar la búsqueda de una descendencia para Dios. Yo pienso que existen doce joyas preciosas que el profeta expone en estos versículos citados. Vamos, pues, a leer los mismos para minar la belleza de su valor y para aprender acerca de esa mujer virtuosa.