Cuando el terror y la guerra
quemen con rayos de horror
todas mis ansias de paz:
¡Hágase tu voluntad!.
Cuando las olas del mundo
rompan mi cuerpo en las rocas
de envidia, odio y maldad:
¡Hágase tu voluntad!
Cuando las cuevas umbrías
brillen como altas montañas
hundiéndome en su oquedad:
¡Hágase tu voluntad!.
Cuando el humano egoísmo
viole el aliento de mi alma
llena de tu caridad:
¡Hágase tu voluntad!.
Cuando el puñal del amigo
clave mi abrazo de hermano
en la cruz de la amistad:
¡Hágase tu voluntad!.
Cuando me inunden las lágrimas,
ciega de amor traicionado
por la brutal veleidad:
¡Hágase tu voluntad!.
Cuando el fruto de mi vida,
ávido de otros parajes,
me inmole en su libertad:
¡Hágase tu voluntad!.
Cuando a una rama de mi árbol
corte el hacha de la muerte
o invada la enfermedad:
¡Hágase tu voluntad!.
Cuando se hiele mi invierno,
frío de ausencia y de olvido,
de abandono y soledad:
¡Hágase tu voluntad!.
Cuando al final de la vida
llame la tierra a mi cuerpo
y llames Tú a eternidad:
¡Hágase tu voluntad!.
Poema de: Emma-Margarita R. A.-Valdés