Jesús realizó incontables milagros, sin embargo, la gran mayoría de la gente no creyó en Él.
Cuando Dios realizó poderosos y asombrosos milagros para los israelitas ¿lograron éstos que ellos lo obedecieran? No, los israelitas constantemente desobedecieron y se rebelaron contra Dios aún cuando presenciaron todos esos milagros.
La misma gente que vio a Dios abrir las aguas del Mar Rojo, dudó más tarde si Dios sería capaz de llevarlos a conquistar a los habitantes de la Tierra Prometida.
Lea la parábola en Lucas 16:19-31. En ella, un hombre en el infierno le pide a Abraham enviar a Lázaro de entre los muertos para advertir a sus hermanos. Abraham le dijo al hombre que, “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31).
Jesús realizó incontables milagros, sin embargo, la gran mayoría de la gente no creyó en Él.
Si en la actualidad Dios realizara milagros como los que hizo en el pasado, ocurriría el mismo resultado. La gente quedaría asombrada y creería en Dios por un corto tiempo. La fe sería superficial y desaparecería al momento en que algo inesperado o amenazante ocurriera.
Una fe basada en milagros no es una fe madura. Dios realizó el milagro más grande de todos los tiempos al venir al mundo en la forma humana de Jesucristo, para morir en la cruz por nuestros pecados (Romanos 5:8), para que pudiéramos ser salvados (Juan 3:16).
Dios aún realiza milagros – muchos de ellos simplemente pasan inadvertidos o son negados. Sin embargo, no necesitamos más milagros. Lo que necesitamos es creer en el milagro de la salvación a través de la fe en Jesucristo.
Otro importante concepto para entenderlo es el hecho de que el propósito de los milagros era el autentificar al realizador de esos milagros.
Hechos 2:22 declara, “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis.”
Lo mismo es dicho de los apóstoles, “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.” (2 Corintios 12:12).
Hablando del Evangelio, Hebreos 2:4 proclama, “Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según Su voluntad.”
Nosotros tenemos ahora la verdad de Jesús registrada en la Escritura. Tenemos también los escritos de los apóstoles impresos en la Escritura.
Jesús y Sus apóstoles, como está escrito en la Biblia, son la piedra angular y el fundamento de nuestra fe (Efesios 2:20). En este sentido, los milagros ya no son necesarios, porque el mensaje de Jesucristo y Sus apóstoles ya ha sido certificado y detalladamente registrado en las Escrituras.
Sí, Dios aún hace milagros. Al mismo tiempo, no debemos necesariamente esperar hoy que ocurran milagros como los registrados en la Biblia.
http://www.nuestraradio.org/2013/02/25/dios-ya-no-hace-milagros-como-los-hizo-en-la-biblia/