El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se
comprometió ayer ante su país y la comunidad internacional a instalar un
gobierno capaz de atender la pobreza sin descuidar las cuentas públicas ni
los compromisos internacionales de la décimo primera economía del
mundo.
''Nuestro gobierno va a honrar los contratos del gobierno, no va a
descuidar el control de la inflación y mantendrá ... una postura de
responsabilidad fiscal'', dijo el líder izquierdista elegido el domingo
con un aplastante 61.27 por ciento de los votos, en un claro mensaje a los
mercados financieros, que en los últimos cinco meses no han dado tregua a
Brasil.
Ayer, la Bolsa de Valores de Sao Paulo cerró sus operaciones con una
fuerte baja de 4.40 por ciento en su más importante indicador, el Bovespa,
que de esa forma se situó en los 9,573 puntos al día siguiente del triunfo
de Lula.
Sin embargo, analistas y corredores del mercado afirmaron que la fuerte
baja de la bolsa no se debió esencialmente a la elección presidencial del
ex obrero y líder sindical metalúrgico de 57 años, sino también a otros
factores que presionaron aún más para la caída del mercado.
Las declaraciones de confianza por el fin de la incertidumbre en
Brasil, así como en que Lula continúe las políticas del presidente
saliente, Fernando Henrique Cardoso, se multiplicaron en el mundo, con la
esperanza de tranquilizar a los mercados.
Lula indicó también que pese a las restricciones presupuestales que
heredará, se empeñará desde ''el primer día'' en ''aplacar'' el hambre y
generar empleo mediante un ''modelo'' capaz de darle a Brasil el
crecimiento económico imprescindible.
Anunció que convocará toda la sociedad a llegar a un ''pacto nacional
por Brasil''; un país que tiene una magra tasa de crecimiento y debe
atender a 54 millones de pobres y 12 millones de desempleados entre sus
170 millones de habitantes, y, además, honrar deudas por $202,000 millones
que equivalen al 60 por ciento de su PIB, según datos oficiales de
agosto.
''No hay solución milagrosa para semejante deuda social'', afirmó Lula,
e indicó que ese ''pacto nacional'' reunirá a todos los sectores
sociales.
''Mi gobierno tendrá la marca del entendimiento y la negociación, de la
firmeza y la paciencia'', indicó Lula, quien leyó su pronunciamiento ante
periodistas, pero no admitió preguntas.
Su triunfo desató expectativas en las capitales políticas y económicas
del mundo y ayer Washington dijo esperar una ''fuerte colaboración'' de la
nueva administración brasileña, según un comunicado del Departamento de
Estado.
El presidente norteamericano George W. Bush, al igual que líderes de
todo el mundo, telefoneó a Lula da Silva para felicitarlo por el triunfo.
La Casa Blanca informó que el mandatario le mencionó a Lula su esperanza
en que podrán trabajar juntos en apoyo de la democracia y la eficacia de
los gobiernos y para ``favorecer el libre comercio en el continente''.
Brasil y Estados Unidos copresidirán desde el 1ro de noviembre las
negociaciones sobre el Area de Libre Comercio de las Américas, una
iniciativa de Washington siempre resistida por el partido de Lula.
En su pronunciamiento de ayer, Lula dijo que el Mercosur será la
prioridad de Brasil --de hecho, su primer viaje al exterior como
presidente electo será a Argentina, su principal socio en ese mercado-- y
que su gobierno exigirá una ''negociación soberana'' sobre el ALCA.
Por su parte, en Washington, el secretario del Tesoro, Paul O'Neill,
celebró el fin de la incertidumbre electoral en Brasil.
''Tenemos todas las razones para creer que el nuevo gobierno cumplirá
con su compromiso de mantener las políticas económicas de la anterior
administración'', dijo un vocero del Tesoro antes de conocer los anuncios
de Lula.
De otro lado, el director del Fondo Monetario Internacional (FMI),
Horst Koehler, señaló ayer que Lula tiene ``una oportunidad histórica de
responder a las aspiraciones económicas y sociales de los brasileños''
''En los próximos meses, esperamos trabajar con el presidente electo y
su nuevo gobierno para ayudar a crear las condiciones que llevarían al
crecimiento sustentable en Brasil'', dijo Koehler, cuyo organismo abrió
una línea de créditos por $30,000 millones para poner a Brasil a resguardo
de las turbulencias.
La plana mayor del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula ya comenzó
a trabajar ayer mismo con miras a la transición del mando, prevista para
el 1ro de enero.
En lo formal, el proceso traspaso comenzará hoy con el encuentro que
sostendrán en Brasilia Lula y Cardoso, tras lo cual se anunciarán los
equipos que trabajarán en la transición hacia el nuevo gobierno.
Cardoso aseguró ayer que ha tomado las medidas necesarias para asegurar
que haya ''continuidad'' en el manejo de los asuntos a resolver,
especialmente en lo que hace al área
internacional.