Nació un 13 de agosto allá por el año 1926 en la plantación de azúcar que su padre poseía cerca de Birán, una localidad costera de la provincia de Oriente.
Su infancia transcurrió sin preocupaciones. Alto y atlético, pasaba sus tardes cabalgando por las tierras de su padre junto con sus hermanos. Los trabajadores de la plantación de azúcar lo recuerdan como un muchacho apasionado, rebelde y con una tremenda vocación de liderazgo. Disfrutaba nadando con sus amigos en un río cercano, pero su verdadera pasión era el mar. Con un temprano entusiasmo, visitaba frecuentemente el puerto, donde pasaba las horas escuchando atentamente las historias de los pescadores, que narraban combates con tiburones o ballenas.
De aquél niño a este extraordinario personaje latinoamericano han pasado muchos años. Y Fidel sigue cumpliendo años para alegría de los que lo admiran y quieren y para desesperación de sus mediocres y ridículos detractores.
Gracias a Dios, se lo ve muy sanito y esto hace pensar que tendremos Fidel para rato.
Los gusanos van pasando, los Presidentes del Imperio se van sucediendo y el Líder permanece al frente de Cuba, para bien de su Pueblo y grandeza de la Isla.
Sartre una vez le preguntó: “Fidel, ¿ y si algún día el Pueblo te pide la Luna?”
Y el Comandante le contestó: “Señal de que la necesitan”.
Página gloriosa la que ha escrito y escribe este hombre, que quedará en la Historia para que las generaciones venideras lo lean, estudien, admiren e idolatren tanto o más que nosotros, sus contemporáneos.
Maestro de los maestros. Prócer. Leyenda viviente: ¡Que los cumplas muy felíz!
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)