Con la incierta economía que mueve al país, el problema del hambre se ha recrudecido en el sur de la Florida. Tanto es así que en Miami la cifra de personas que piden ayuda alimenticia de emergencia subió un 49% en el 2002 con respecto al año anterior, según un informe de la Conferencia de Alcaldes.
En la Florida, a la vez, los usuarios del programa de cupones de alimentos llegó a 969,685 en el 2002, frente a las 870,923 personas que atendía en el 2000.
Ante este creciente problema, más de 150 agencias gubernamentales y grupos comunitarios se reúnen hoy para buscar soluciones durante una Cumbre de los Bancos de Alimentos, denominada Food for All, que se prolongará hasta el jueves en el Templo Israel, al noreste de Miami.
Daniella Levine, directora ejecutiva de la Coalición de Servicios Humanos del Condado de Miami-Dade y una de las coordinadoras del evento, dijo que entre las principales ciudades del país, la más pobre es Miami con más de 100,000 personas en esta situación --un alto porcentaje en comparación a los cerca de 362,000 habitantes de la ciudad.
En la Florida, informó Levine, un promedio de 50% de personas necesitadas no recibe la ayuda que pudiera tener a través de los programas de alimentos.
Una de las razones principales para lo anterior es que los inmigrantes, a diferencia de los ciudadanos, no pueden recibir esos beneficios, porque la ley exige que deben tener por lo menos cinco años con el estatus de residentes. Miami es una ciudad con alto número de inmigrantes, tanto indocumentados como legales.
Otra razón importante es que se desconoce la existencia de la ayuda. ''El estado no promociona estos programas, a pesar de que todo el dinero proviene del gobierno federal y, por tanto, a las autoridades estatales no le cuesta nada'', subrayó Levine.
La trascendencia de esta cumbre radica en que muchas agencias, organizaciones y comunidades se han propuesto buscar la manera de mejorar el uso de los programas de ayuda y, al mismo tiempo, trazarán un plan de acción para beneficiar a la comunidad, bajar los índices de pobreza y eliminar el hambre.
El estudio realizado en 25 ciudades por la Conferencia de Alcaldes --entidad nacional que agrupa a los alcaldes de la nación-- celebrada en diciembre del 2002, reveló que la cifra de personas que pedían ayuda alimentaria de emergencia había subido en un promedio de 19% ese año con relación al anterior.
En Miami, subió un 49 por ciento, ocupando el segundo lugar, después de Kansas City, Missouri.
De las familias de Miami que buscan alimentos de emergencia en las diferentes agencias, un 20% de ellas no la obtuvo, reveló el estudio.
''De acuerdo con el informe de la Conferencia de Alcaldes, tenemos casi un 50% de incremento en la demanda de alimentos de emergencia en Miami, lo que refleja la pobreza que afecta a nuestra ciudad y que nos sitúa en un lamentable segundo lugar en todo el país'', dijo Samuel Gil, director de comunicaciones del refugio Camillus House.
''Creo que existe una necesidad inmediata de tomar medidas para no sólo otorgar ayuda alimentaria, sino también ir al origen del problema y buscar soluciones. De otra forma, estas cifras continuarán aumentando'', subrayó Gil.
''Los más afectados por esta débil economía que aqueja a todo el país son los pobres que viven de cheque en cheque, y que si pierden su trabajo se quedan inmediatamente en la calle'', señaló Gil.
''Hemos registrado un aumento de un 50% en el número de personas que vienen a Camillus House pidiendo una caja de comida para la semana'', dijo.
El portavoz explicó que entre el 2000 y el 2001 brindaban un promedio de 48 cajas mensuales y en el 2002 entregaron casi 100 cajas al mes, sin contar las familias que alimentan diariamente.
El número de comidas que ofrecían diariamente hace un año oscilaba entre 900 y 1,200. Ahora esa cifra se sitúa entre 1,200 y 1,500. ''Pero estamos conscientes de que hay mucha gente que se queda sin recibir este beneficio'', apuntó.
Por otra parte, Gil dijo que el número de donaciones ha bajado notablemente. Un 85% de la comida que antes brindaban era donada; actualmente es tan sólo un 65%. ''La diferencia la tenemos que costear nosotros'', recalcó.
El incremento de la demanda de alimentos parece avanzar con la misma velocidad con que disminuyen los empleos. ''Por supuesto que el desempleo es una de las razones por las cuales más personas necesitan cupones de alimentos'', manifestó Levine, quien agregó que también la gran cantidad de trabajos con salarios bajos ha aumentado el número de personas que cualifican para estos programas.
''Como la economía está floja, afecta directamente al número de personas que necesitan de estos servicios [de ayuda] y que podrían aprovecharlos'', añadió Levine.
''Estos programas son buenos para la economía'', destacó Levine. ``Ayudan a quienes los utilizan y también benefician la economía de la comunidad en general, porque los cupones son reinvertidos en negocios locales''.