El gobierno argentino respondió ayer a la recomendación del Grupo de los Siete (G7) de establecer un ''diálogo constructivo'' con sus acreedores, que se propone combinar la atención de sus obligaciones con el cumplimiento de su ''deuda social interna'', sin afectar el crecimiento.
En un comunicado del Ministerio de Economía, en nombre ''del Gobierno Argentino'' de Néstor Kirchner, Buenos Aires dijo que ``el objetivo básico es articular el cumplimiento de las obligaciones para con la población local con la mejor reestructuración posible para con los acreedores''.
El pronunciamiento responde al llamado del día anterior del G7 a Argentina a ``tener un diálogo constructivo con sus acreedores de manera de obtener una tasa de participación elevada en la reestructuración de su deuda''.
''Es nuestra intención obtener la participación más amplia posible de acreedores en la reestructuración, dentro de la nueva realidad internacional y del objetivo de cumplir con la deuda social interna'', respondió el gobierno del presidente Néstor Kirchner.
Y advirtió que ``ello sólo es posible evitando políticas o recomendaciones que afecten el crecimiento económico y el desarrollo social''.
El gobierno sudamericano ha propuesto hasta ahora sin el menor éxito a sus acreedores privados pagar sólo el 25 por ciento del valor de su deuda de $81,000 millones, en mora desde diciembre del 2001.
Ante la decepción de los acreedores, las autoridades argentinas respondieron que pagar más significaría ahogar los síntomas de recuperación del país tras superar su peor crisis en cien años, declararon también que no están dispuestas a hacerlo y hasta Kirchner convocó a los argentinos a hacer de ello una ``causa nacional''.
''Este proceso sólo tendrá éxito en el marco de una economía en crecimiento. Sin crecimiento no habrá capacidad de repago y asegurar la continuidad del crecimiento exige respetar los límites de la misma'', remarcó el gobierno.